Descripción
DESCUBRE la desgarradora historia de los niños de las calles en Senegal, abandonados, dejados a morabitos que los han explotado en nombre de la religión durante demasiado tiempo. Donde las tradiciones locales entran en conflicto con los derechos humanos universales, estos niños quedan en medio de una lucha por recuperar la dignidad humana que les es propia ...
CONCEPCION Y REALIZACION:
GYAN France en colaboración con
Global Education Management
Páginas: 58
Encuadernación: en rústica
Tamaño: 15.2 cm x 22.9 cm
Con Registro de materias
Extractos
Los niños de las calles y el desarrollo endógeno
- Ousmane Ndiaye
El subdesarrollo del continente africano es atribuible tanto a factores exógenos como endógenos. Entre estos factores exógenos podemos mencionar las políticas injustas y prácticas absorbentes demandadas por entidades como el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y otras entidades poseedoras del poder hegemónico mundial. También existen los factores endógenos, cargas propias del mismo continente. Entre esas cargas figuran, en este caso en Senegal, la situación dramática, desastrosa, inquietante y chocante de los niños de las calles.
¿Quiénes son éstos niños?, ¿Qué sucede realmente con ellos?
Las "vasijas rojas" representan el verdadero emblema de éstos niños, llevándolas por donde van.
Estos niños comúnmente conocidos bajo el nombre de "talibés", según el lenguaje senegalés, son enviados (voluntariamente o forzados), desde muy jóvenes por sus propias familias a un "marabout" (líder religioso) bajo diferentes pretextos.
Algunas de las razones que motiva a las familias hacer esto son frecuentemente de tipo materiales y financieras, esquivando sus responsabilidades familiares con un gesto inteligente (envían a los niños donde un marabout) justificándose en un apego a la tradición y a la cultura religiosa. En ésta cultura, el aprendizaje del Corán está sumamente ligado a una iniciación práctica de la vida en comunidad, a la adquisición del sentido de la humildad, de un cierto ascetismo y de una resistencia a toda prueba. Desde un conductor de taxi, hasta un estudiante, muchos de los pobladores de Dakar consideran esta fase como necesaria para la formación de un individuo.
Los "marabout" pretenden iniciar a los niños en la cultura musulmana, en su aprendizaje del Corán y en la vida en sociedad. Su enseñanza se centra en dos valores principales, aprender la humildad y la resistencia.
Pero en realidad, éstos niños viven en unas condiciones indescriptibles. Lucen mocosos, malolientes y pasan la mayor parte del tiempo en la calle, mendigando descalzos bajo un sol abrasador, mientras estudian el Corán. Enviados por sus "falsos guías" marabouts, ellos extienden su mano a los habitantes de las ciudades y a los turistas, en las afueras de los hoteles y restaurantes, de la mañana a la noche. Se ven expuestos a todo tipo de riesgos sanitarios a causa de las condiciones de higiene en las que viven.
Hoy en día, la constante es evidente: estos niños están lejos de recibir una educación viable ya que su estado de salud es muy precario. El hecho que la malaria cause estragos cada año en el seno de las comunidades de talibés en Senegal, constituye una ilustración perfecta de la situación.
La enseñanza de la disciplina y el estoicismo se transforma ahora en malos tratos para estos jóvenes discípulos, cuya situación es comúnmente conocida. Un artículo de Abril de 2003 ha revelado que un niño de ocho años fue maltratado por su maestro en una escuela coránica de Saint Louis. El caso "plantea una vez más la interrogante sobre las condiciones de vida de los talibés y los malos tratos a los que son sometidos". Por cada caso mediatizado, ¿cuántos discípulos más son maltratados, explotados y abusados por sus maestros?
Los talibés
"Si originalmente los niños mendigaban para aprender el ascetismo y la humildad, valores fundamentales en la religión musulmana, ahora ellos lo hacen en ocasiones por la cuenta de un marabout, lo que se conoce comúnmente como 'le marché de l´aumone'" (el mercado de la limosna). Los visitantes y habitantes de las grandes ciudades de África del Oeste son solicitados sin cesar por los infantes sin recursos. Senegal carece de una ley y evidentemente, de financiamiento para proteger a éstos pequeños talibés.
Las autoridades aparentemente se mantienen indiferentes ante la problemática desde su posición. Los talibés constituyen la mayor parte de los niños de la calle. En 1977 un censo efectuado por la Secretaría de la Promoción Humana, indicaba la cifra de 6,300 talibés con edades comprendidas entre los 6-14 años en la ciudad de Dakar. El gobierno de Dakar estima que la cifra ha aumentado estrepitosamente de manera exponencial a 90,000 niños, lo que constituye el 6% de la población total de Dakar. Una evaluación realizada posteriormente por la UNICEF acredita que 100,000 talibés se dedican a mendigar.
Estos niños son chicos con edades entre 3 y 14 años, que vienen principalmente de las regiones más pobres de Senegal, al igual que de otros países fronterizos como Malí, Guinea o Gambia; los talibés originarios de Dakar representan únicamente el 3.11% de la población total de talibés.
Alojamiento
Los talibés pueden ser considerados como "Sin Hogar" ya que sus condiciones de hospedaje son precarias. "Las Daaras son casas sin terminar", comenta un talibé. "Nosotros dormimos sobre mantas, pegados unos a otros". Ciertamente, algunos viven en casuchas, otros duermen a la intemperie sobre la tierra, bajo las estrellas, en el patio de la casa o en cualquier otra parte. Esto a veces resulta precario considerando que aún en Senegal, las noches de invierno son relativamente frías.
Exterior de una habitación en una aldea de Yoff.
Sus viviendas carecen de agua e higiene. Cuando la cantidad de basura y desperdicios es considerable, se organizan para apilarlos y luego quemarlos. Dichas condiciones constituyen los principales focos de infección de insectos como cucarachas, chinches y ratas. Esto deriva en el precario estado de salud de los niños, que los hace susceptibles a todo tipo de enfermedades.
Salud
Las precarias condiciones de vida, descanso, higiene y alimentación, hacen de los talibés víctimas de innumerables enfermedades como paludismo, fiebres, escabiosis y cólera, entre otras. Esto es también consecuencia de que raramente se realizan campañas de vacunación.
Por el poco acceso que tienen al agua, éstos niños acostumbran asearse cada quince días. Algunos pasan hasta un mes sin tomar un baño, especialmente en época de frío. Las diversas enfermedades que padecen frecuentemente se atribuyen también a esta falta de higiene.
Sus vestimentas someras y rasgadas casi nunca las lavan. La gran mayoría intenta lavar su ropa, pero sin utilizar jabón; apenas las enjuagan. Los talibés raramente llevan zapatos, por eso son conocidos como los niños de pies descalzos.
Probablemente por razones de rentabilidad, los talibés permanecen mugrosos y en condiciones inapropiadas. Si su aspecto es miserable, reciben más limosnas y por lo tanto ganan más. Van de casa en casa en busca de alimentos y recolectan los restos de comida generalmente en sus "pots rouges" o "vasijas rojas" (recipientes de latón en los que recolectan restos de comida y dinero). Esto representa la alimentación de é stos infantes, lo que ellos llaman "la mélange repoussant" (la mezcla repulsiva), un factor más que contribuye a la precaria salud de los talibés. Su rutina diaria
La actividad principal de los talibés es mendigar y consagran a dicha labor alrededor de 10 horas diarias. Su mendicidad es la principal causa de su analfabetismo y su falta de educación en general. Según una encuesta realizada por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) y la Dirección de Acción Social (DAS), en 1999 lo talibés consagran el 30% de su tiempo útil a la memorización de las 604 páginas del Corán.
Los niños que al final de la jornada no reportan a su marabout la suma de dinero requerida son considerados indisciplinados y por ello, víctimas de abusos y maltratos físicos. La mayor parte de los ex-talibés llevan sobre su cuerpo las cicatrices de los éstos castigos a los que eran sometidos durante su estancia.
La jornada típica de un niño comprende el aprendizaje del Corán de las 5:00 a.m. En el medio urbano, la enseñanza coránica se recibe en los patios de las casas o terrazas, en las cocheras, bajo los árboles o en las aceras de las calles. La mayoría de las Daaras de la región de Dakar carecen de un espacio adecuado y en caso de poseerlo, dichos espacios se caracterizan por su estrechez.
A las 8:00 a.m., los talibés son enviados a la calle, donde buscan su desayuno, llevando latas vacías para pedir comida, dinero y otras donaciones. De 2pm a 4pm regresan a su Daara para aprender el Corán. A las 4pm se dedican nuevamente a mendigar hasta que cae la noche.
Conclusión: Sobre el fenómeno de los talibés
- Aurélie Frex
Ahora bien, ¿Cómo obrar en el momento en que la práctica de la mendicidad se lleva a cabo en detrimento de la educación de los niños? ¿Cómo disminuir la situación a la que se enfrentan los talibés y asegurarles un mejor porvenir sin trastornar o interferir en una practica tradicional? ¿Cómo luchar contra una práctica bastante reciente y en pleno desarrollo? ¿Cómo se le puede dar punto final al abuso de estos niños?
Amadou Makhtar Mbou, antiguo director general de la UNESCO, brinda su punto de vista sobre el tema, declarando que el fenómeno de los talibés podría tener una solución si las autoridades aceptan asumir sus responsabilidades para hacer retroceder el muro de indiferencia que impera actualmente. Él considera que la explotación de los talibés es simplemente "escandalosa".
En 1977, el estado senegalés había evocado la idea de dotar a la escuela coránica de cierto estatus jurídico similar al de las escuelas privadas, para favorecer el control de los talibés y disminuir las condiciones de su doctrina. "Actualmente existe una iniciativa para ayudar a las escuelas coránicas a abandonar la mendicidad, mediante la creación de fondos de ayuda y subvenciones. Mientras tanto, para evitar que la ayuda no sea utilizada por los marabouts, para satisfacer sus necesidades personales, los poderes públicos han preferido renunciar a ésta solución", agregó Makhtar Mbou.
Si ciertos estudiantes universitarios de Dakar declaran que eran talibés durante alguna época de sus vidas, ellos serán las excepciones: la mayoría de talibés no llegan a la enseñanza superior. Es necesario trabajar para que los jóvenes adquieran la posibilidad de optar a un buen nivel educativo. Para llegar a esta meta, se necesita reforzar la acción local para disminuir la situación de los niños, sin atentar contra las tradiciones del país. |